La inflación en México se desacelera al cierre de 2024

La inflación en México cerró diciembre de 2024 con una tasa anual de 4.21%, el nivel más bajo para un cierre de año desde 2020, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Este registro marca el segundo mes consecutivo de desaceleración y superó las expectativas del mercado, que anticipaban una tasa de 4.28%. Sin embargo, sigue estando por encima del rango objetivo del Banco de México (Banxico).

En este contexto, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) reportó una variación mensual de 0.38% en diciembre, consolidando una tendencia de desinflación en un año marcado por el enfriamiento de la economía y ajustes en las políticas monetarias.

Esto, a su vez, tiene el potencial de estimular el consumo al mejorar el poder adquisitivo de los hogares, un factor crucial para reactivar industrias como el comercio minorista, la manufactura y el turismo. Además, el reciente enfoque del Banxico en recortes a las tasas de interés abre la puerta para menores costos de financiamiento, lo cual podría incentivar proyectos de inversión, expansiones empresariales y una mayor dinámica económica en el mediano plazo.

No obstante, también persisten desafíos que revelan las debilidades estructurales del mercado mexicano. La inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles como alimentos y energéticos, mostró un incremento anual de 3.65% en diciembre, rompiendo una racha de 22 meses de desaceleración.

Este aumento estuvo impulsado principalmente por un alza del 4.94% en el precio de los servicios, lo que podría encarecer actividades esenciales como transporte, educación y entretenimiento. Esto implica que, aunque la inflación general ha disminuido, ciertos sectores seguirán enfrentando presiones significativas, limitando la capacidad de las empresas para trasladar menores costos al consumidor final.

Por otro lado, la inflación no subyacente, que incluye productos agropecuarios y energéticos, mostró una desaceleración importante, al ubicarse en una tasa anual de 5.95% en diciembre frente al 7.60% de noviembre.

Este comportamiento refleja una moderación en los precios de bienes agrícolas y energéticos, ofreciendo un respiro para las cadenas de suministro y sectores clave como la agricultura y el transporte. Sin embargo, esta tendencia podría revertirse ante choques externos, como fluctuaciones en los mercados internacionales de materias primas o cambios en las políticas energéticas globales.

El panorama también está sujeto a riesgos externos e internos que podrían frenar el avance económico y empresarial. Factores como la volatilidad de los mercados financieros internacionales, la incertidumbre en torno a la estabilidad económica global y las tensiones geopolíticas podrían impactar los precios de los energéticos y otros insumos estratégicos. A nivel local, la persistencia de desigualdades económicas y la vulnerabilidad de ciertos sectores a choques inflacionarios específicos representan amenazas latentes. Estas condiciones subrayan la necesidad de estrategias empresariales robustas que contemplen escenarios de alta volatilidad y prioricen la eficiencia operativa.

En este contexto, la decisión del Banco de México de recortar la tasa de referencia es un factor relevante para la planeación estratégica de las empresas. La posibilidad de recortes más pronunciados en 2025 podría favorecer la recuperación económica, siempre y cuando el entorno inflacionario continúe bajo control.

No obstante, Banxico ha dejado claro que su postura seguirá siendo restrictiva para garantizar que la desinflación sea sostenible, lo que requiere un equilibrio cuidadoso entre estímulo económico y disciplina monetaria.

El mercado mexicano enfrenta un momento de transición, donde la convergencia de tendencias positivas y desafíos estructurales marcarán el ritmo de la economía en 2025. Empresas y consumidores tienen la oportunidad de capitalizar las fortalezas del entorno actual, pero deberán estar preparados para adaptarse rápidamente a un escenario que, aunque prometedor, sigue siendo incierto. Este equilibrio entre oportunidades y riesgos definirá la resiliencia y el crecimiento del sector empresarial en el corto y mediano plazo.

Collaboration: Editorial Auge.

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