Oro continúa rompiendo récords ante debilidad del dólar

El metal precioso alcanzó los $3,674 dólares por onza, impulsado por la caída de la divisa estadounidense y de los rendimientos del Tesoro.
En los primeros minutos de la jornada de este lunes, el oro escribió un nuevo capítulo en su historia al superar los 3,674 dólares por onza, un récord que confirma su vigencia como refugio de valor en tiempos de incertidumbre global.
La cotización al contado se mantenía en 3,674.09 dólares, con un avance de 0.9%, mientras que los futuros de diciembre trepaban a 3,712.70 dólares. La caída del dólar y el retroceso en los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos abrieron el camino para que el lingote brillara con fuerza en los mercados.
La atención de los inversionistas se centra en la reunión de la Reserva Federal del 17 de septiembre, donde el consenso apunta a un recorte de 25 puntos básicos en la tasa de interés, con una ligera posibilidad de que la reducción sea de 50 puntos. La expectativa se produce tras conocerse que la inflación estadounidense en agosto registró su mayor avance en siete meses, al tiempo que los indicadores laborales muestran un enfriamiento. El telón de fondo es aún más complejo por las presiones políticas que rodean al banco central y por la eventual incorporación de asesores cercanos al presidente Donald Trump en las decisiones de política monetaria.
Para México, este rally del oro trae consigo múltiples lecturas empresariales. Como productor relevante a nivel mundial, el país encuentra en este máximo histórico una fortaleza que se traduce en mayores márgenes para las mineras y un impulso adicional para la balanza comercial.
Empresas del sector extractivo pueden beneficiarse de un renovado interés internacional y de flujos de capital en busca de proyectos sólidos en territorios con reservas probadas. La coyuntura también abre oportunidades para inversionistas institucionales y fondos mexicanos que buscan diversificar carteras, blindarse ante la volatilidad cambiaria y participar en un activo que refuerza la percepción de seguridad patrimonial.
El otro lado de la moneda son las debilidades que acompañan a este repunte. Industrias como la joyería y la electrónica enfrentan la presión de costos por el encarecimiento de insumos, lo que podría impactar márgenes y precios al consumidor final. La dependencia estructural de México respecto al comportamiento de la política monetaria estadounidense limita el margen de maniobra interno y obliga a reaccionar más que a anticipar.
Y en el terreno de las amenazas, la volatilidad propia de los metales preciosos advierte sobre el riesgo de correcciones bruscas que pueden golpear a los actores que entren tarde en la tendencia, mientras que los vaivenes del dólar y las decisiones de la Fed seguirán marcando de cerca el destino de las economías emergentes.
El oro no solo alcanzó un precio sin precedentes, también encendió una señal que trasciende las pizarras electrónicas: estamos frente a un recordatorio de cómo los metales preciosos se convierten en termómetro del ánimo global.
Para México, el brillo de este máximo histórico puede transformarse en oportunidad o en reto, dependiendo de la capacidad de las empresas y de los inversionistas de leer la coyuntura con visión estratégica. En un momento en que la economía mundial se mueve entre la inflación y la incertidumbre, el oro vuelve a ocupar el centro del escenario, confirmando que su valor no solo se mide en dólares por onza, sino en la confianza que inspira cuando el futuro se vuelve incierto.
Colaboración: Editorial Auge.