Oficinas en México retoman fuerza con regreso a la presencialidad
Fibra Uno prevé un crecimiento de doble dígito en la ocupación de oficinas hacia 2026, impulsado por la presencialidad.
La escena empieza a cambiar en los corporativos del país. Después de años marcados por pasillos vacíos y oficinas casi en silencio, el mercado mexicano comienza a recuperar el pulso que perdió con la pandemia.
Fibra Uno, el mayor fideicomiso inmobiliario del país, asegura que el 2026 será un punto de inflexión: más del 90 por ciento de las empresas instaladas en sus edificios volverán a la presencialidad completa. El dato no solo confirma una tendencia laboral, también redefine el futuro del sector de oficinas.
Durante 2025 se absorbieron cerca de 175 mil metros cuadrados de oficinas y para 2026 se espera cerrar con alrededor de 250 mil metros cuadrados. A pesar de que estas cifras siguen por debajo del promedio histórico de 300 mil metros cuadrados anuales previo a la pandemia, la trayectoria ascendente ya es evidente. Hoy aproximadamente 78 por ciento de las compañías operan cuatro o cinco días por semana en los inmuebles de Fibra Uno y el ritmo de regularización indica que el mercado está dejando atrás la incertidumbre del trabajo remoto para volver a un modelo más estable.
La recuperación también se refleja en la solidez del portafolio del fideicomiso, que suma 1.2 millones de metros cuadrados corporativos y mantiene una ocupación de 86 por ciento, cuatro puntos por encima del promedio general. En un entorno donde cada punto porcentual cuenta, esta ventaja revela un posicionamiento superior en ubicación, calidad y servicios, lo que se traduce en un mayor nivel de confianza por parte de las empresas arrendatarias.
Desde 2018 no se han construido edificios corporativos de gran escala debido a que los niveles de renta no justificaban nuevas inversiones. Esa realidad está cambiando.
La escasez de nueva oferta ha sido determinante para acelerar la absorción. Apenas unos pocos desarrollos concluirán hacia finales de 2026, lo que mantiene una presión significativa sobre la oferta y prolonga el ciclo de recuperación.
Este entorno configura un conjunto de fortalezas y oportunidades que favorecen directamente al fideicomiso. La inclinación de las empresas por regresar a la presencialidad impulsa la ocupación de sus inmuebles y la falta de nuevos edificios fortalece su capacidad de negociación.
El panorama, sin embargo, no está exento de desafíos. La absorción todavía no alcanza los niveles previos a la pandemia y persisten dudas sobre la permanencia absoluta del modelo presencial en algunos sectores. El costo de construcción continúa siendo un obstáculo para desarrollar nuevos proyectos y, mientras no se ajusten las rentas, la renovación del inventario seguirá limitada. Además, factores externos como cambios regulatorios, volatilidad económica o políticas laborales más estrictas podrían alterar la velocidad de recuperación del mercado.
A pesar de estos riesgos, los signos de momentum son difíciles de ignorar. Si las rentas siguen aumentando y la ocupación mantiene su curso ascendente, en un par de años podría reactivarse la inversión en nuevos edificios, dando paso a un nuevo ciclo inmobiliario. Para las empresas, este escenario implica anticipar decisiones, asegurar espacios estratégicos y adaptarse a un mercado donde la disponibilidad será cada vez más competida. Para inversionistas y desarrolladores, representa el inicio de una ventana que podría abrir oportunidades en un sector que vuelve a cobrar vida.
El mercado de oficinas mexicano está entrando silenciosamente en un momento histórico. Tras años de sombras y cautela, la presencialidad regresa, la oferta se estrecha y la actividad corporativa vuelve a marcar el rumbo.
Colaboración: Editorial Auge.