México diversifica importaciones de autopartes

En 2024, México elevó sus importaciones de autopartes provenientes de países fuera del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), alcanzando un valor de 24,000 millones de dólares.

Esta cifra representa un incremento respecto a los 22,500 millones registrados en 2023, de acuerdo con datos de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos (USITC, por sus siglas en inglés).

El valor total de las importaciones mexicanas de autopartes durante el año fue de 58,300 millones de dólares, lo que significa que más del 41 % de las compras provinieron de naciones que no forman parte del bloque comercial de Norteamérica.

Este cambio en la configuración del comercio automotriz responde a múltiples dinámicas del entorno internacional. La reducción en las compras a Estados Unidos y Canadá coincidió con un fortalecimiento de los lazos comerciales de México con países asiáticos y europeos, así como con una reconfiguración de la cadena global de suministro. En particular, el avance de las tecnologías aplicadas a la movilidad eléctrica y la digitalización del sector han hecho que ciertos países fuera del T-MEC se posicionen como proveedores clave de componentes avanzados.

Esta flexibilidad constituye una de sus principales fortalezas, junto con su capacidad instalada, experiencia en procesos de ensamble, infraestructura logística y acceso preferencial a distintos mercados. Además, la presencia de centros de producción altamente especializados y una fuerza laboral competitiva favorecen la integración de piezas extranjeras en los procesos productivos locales.

El aumento en las importaciones extrarregionales representa también una oportunidad para diversificar el origen de insumos, reducir la exposición a riesgos geopolíticos y aprovechar las ventajas comparativas de países con costos más bajos o con liderazgo tecnológico en segmentos específicos. Esta apertura puede facilitar la incorporación de nuevas tecnologías, mejorar la competitividad de las exportaciones y reforzar el atractivo de México como destino de inversión automotriz.

Sin embargo, también implica retos. Una mayor dependencia de insumos fuera del T-MEC podría complicar el cumplimiento de las reglas de origen del tratado, lo cual representa una debilidad estructural en un contexto en el que se privilegia la integración regional. Además, las empresas mexicanas deben mantener un equilibrio entre costos y cumplimiento normativo para conservar su acceso preferencial a los mercados norteamericanos.

Las amenazas externas, como la inestabilidad logística, las tensiones comerciales globales o los cambios en políticas industriales de otras regiones, también podrían afectar la disponibilidad o el precio de las autopartes importadas. A nivel interno, la industria debe seguir enfrentando desafíos como la formación de talento técnico, la adaptación tecnológica y la modernización regulatoria, elementos cruciales para mantener su posición dentro de una industria en plena transformación.

México avanza en la consolidación de una cadena de suministro automotriz más diversificada, resiliente y conectada con las tendencias globales. En este entorno cambiante, el país tiene la oportunidad de reforzar su papel como hub industrial, siempre y cuando logre responder con agilidad a los retos de competitividad, cumplimiento y sostenibilidad que plantea el nuevo orden comercial.

Colaboración: Editorial Auge.

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