Inversión Extranjera Directa automotriz alcanza niveles récord

La Inversión Extranjera Directa (IED) en el comercio automotriz de México alcanzó niveles históricos en los últimos cinco trimestres, al acumular 2,144 millones de dólares entre enero de 2024 y marzo de 2025, según datos de la Secretaría de Economía.
Este monto representa el 74.1 % de toda la IED captada por este subsector desde 2006, y marca un punto de inflexión tras tres años consecutivos de saldos negativos. Tan solo en el primer trimestre de 2025, la IED sumó 1,083 millones de dólares, superando el total recibido durante todo 2024, cuando se reportaron 1,061 millones de dólares.
Estos capitales se han dirigido principalmente al comercio al por mayor de automóviles, camiones y autopartes, en un entorno profundamente transformado por el ingreso de nuevas marcas —en especial de origen chino— y por los recientes cambios en los flujos de comercio global, marcados por aranceles impuestos en Estados Unidos y otras economías.
México se consolida como plataforma estratégica para las operaciones comerciales y logísticas del sector, favorecido por su ubicación geográfica, su red de tratados internacionales y su infraestructura consolidada.
Estas fortalezas refuerzan el atractivo del país para los inversionistas que buscan esquemas de acceso a mercados como el norteamericano.
Entre enero y mayo de 2025, el mercado mexicano registró la venta de 593,284 vehículos ligeros, un incremento interanual de 0.9 % de acuerdo con datos del INEGI. En contraste, las ventas de vehículos pesados descendieron 20.9 % en el mismo periodo, con 22,089 unidades comercializadas. Aunque el dinamismo en los vehículos ligeros revela una recuperación sostenida del consumo interno, la caída en el segmento pesado pone en evidencia los retos en sectores industriales y logísticos que aún enfrentan ciclos de desaceleración o ajustes operativos.
El ascenso de marcas chinas ha transformado el panorama competitivo. Su rápida expansión plantea oportunidades importantes para diversificar la oferta, generar nuevas alianzas comerciales y detonar cadenas de suministro más amplias en torno al mercado regional. Sin embargo, también introduce presiones adicionales para fabricantes tradicionales, distribuidores y concesionarios que deben adaptarse a un entorno más fragmentado y competitivo. Las condiciones para una competencia leal, la disponibilidad de talento técnico y los procesos de certificación se vuelven factores clave en la sostenibilidad de este crecimiento.
La elevada concentración de inversión en un solo segmento —el comercio automotriz mayorista— también evidencia una vulnerabilidad estructural: si bien México recibe flujos importantes de capital, estos pueden responder a dinámicas externas volátiles y a estrategias de corto plazo por parte de corporaciones que buscan esquivar barreras comerciales, más que consolidar un compromiso de largo plazo con el país. El riesgo está en depender de decisiones empresariales que pueden cambiar rápidamente con el entorno geopolítico o económico global.
En conjunto, la reconfiguración global del sector abre una ventana de oportunidad para que México consolide su posición como eje regional en el comercio automotriz. Esto implica no solo atraer inversión, sino convertirla en un motor de desarrollo que fomente innovación, encadenamiento productivo y mayor sofisticación tecnológica.
Colaboración: Editorial Auge.