Empleo formal en México alcanza nuevo máximo histórico
Entre enero y noviembre de 2025, se generaron casi 600 mil puestos, la cifra más alta registrada, de acuerdo al Instituto Mexicano del Seguro Social.
México cerró noviembre con una fotografía laboral que pocos habrían imaginado hace apenas unos años. En un país donde el pulso económico suele medirse por la fortaleza del empleo formal, el anuncio del IMSS de que ya se han creado casi 600 mil nuevos puestos de trabajo entre enero y noviembre marca un momento que empieza a sentirse histórico.
La cifra no es solo un dato técnico, refleja un mercado laboral que se expande con una cadencia estable y que, según sus propios registros, ha alcanzado el mayor número de empleos formales de toda su historia. Con 22 millones 837 mil 768 trabajadores afiliados al último corte, el país entra a una etapa en la que la formalidad comienza a consolidarse como una pieza central del modelo económico.
En noviembre se sumaron 48 mil 595 empleos, contribuyendo al total acumulado de 599 mil 389 plazas nuevas en lo que va del año. El crecimiento anual de 2.7 por ciento se complementa con un incremento de 0.9 por ciento al comparar noviembre de 2024 con noviembre de 2025. A la par, las remuneraciones totales registradas por el Instituto aumentaron 6.5 por ciento respecto al primer trimestre, alcanzando 298 mil 61 millones de pesos, mientras que el salario base de cotización llegó a 624.9 pesos diarios, un avance anual de 7 por ciento. El reciente ajuste al salario mínimo parece preparar el terreno para que esta tendencia continúe al alza.
Detrás de las cifras hay señales claras sobre la composición y estabilidad del nuevo empleo. Un 86.7 por ciento de los puestos registrados son permanentes, lo que equivale a casi 20 millones de trabajadores con mayor certidumbre laboral. Para el sector empresarial, este dato funciona como barómetro de confianza: los empleadores no apuestan por plazas permanentes si no perciben condiciones razonables de crecimiento y demanda.
La fuerza laboral también vive una transformación marcada por la creciente participación femenina. Más de 9 millones 229 mil mujeres están afiliadas al IMSS, el nivel más alto de todos los tiempos y equivalente al 40.4 por ciento del empleo formal del país.
En el último año se generaron 98 mil nuevos puestos ocupados por mujeres, lo que refleja un avance sostenido en inclusión y formalización.
El dinamismo del mercado laboral mexicano se construye con fortalezas cada vez más visibles. La estabilidad en el crecimiento del empleo formal, el aumento consistente de salarios y la ampliación de la participación femenina ofrecen una narrativa de maduración económica.
Para las empresas, estas tendencias significan acceso a una fuerza laboral más amplia, más especializada y con mayor poder adquisitivo. Al mismo tiempo, se abren oportunidades para sectores que dependen de talento joven y calificado, para industrias que buscan cadenas de suministro más robustas y para regiones del país que están experimentando una reconfiguración productiva impulsada por la relocalización de inversiones.
Sin embargo, el panorama no carece de desafíos. A pesar del crecimiento, la creación de empleo aún se distribuye de forma desigual entre sectores y regiones, lo que puede limitar la capacidad del país para aprovechar plenamente su momento económico. Persisten brechas de productividad, informalidad en amplias zonas urbanas y rurales y una demanda creciente de capacitación especializada que todavía avanza a un ritmo insuficiente. Para las empresas, esto implica un entorno donde la competencia por talento calificado puede intensificarse y donde las disrupciones globales siguen representando riesgos sobre la estabilidad de la demanda.
En el horizonte también se asoman amenazas que podrían alterar la trayectoria positiva, desde la desaceleración económica en socios comerciales clave hasta tensiones en las cadenas logísticas internacionales que impactan directamente a industrias mexicanas exportadoras. Sin embargo, el mercado laboral muestra una resiliencia creciente que podría ayudar a amortiguar impactos externos. La clave estará en mantener una política coordinada entre gobierno, empresas e instituciones para sostener el impulso de la formalización y garantizar condiciones competitivas en un entorno global cada vez más exigente.
Mientras México avanza hacia el cierre del año, la narrativa que dejan las cifras del IMSS no solo describe un crecimiento sostenido del empleo. Sugiere que el país está entrando en una etapa en la que la formalidad laboral empieza a ser un activo estratégico, capaz de fortalecer la competitividad nacional. Para trabajadores, empresas e inversionistas, esta es una señal de que el mercado mexicano está redefiniendo su propio estándar. La historia que se está escribiendo hoy podría marcar el inicio de un ciclo económico donde el empleo formal se convierta en motor esencial del desarrollo y en piedra angular del futuro empresarial del país.
Colaboración: Editorial Auge.