México rompe récord en comercio exterior con Estados Unidos
México ha logrado una participación récord del 15.9% en el comercio exterior de Estados Unidos durante los primeros nueve meses de 2024, alcanzando un valor de 632,290 millones de dólares, según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos.
Este posicionamiento consolida a México como el principal exportador de productos hacia Estados Unidos y como el segundo destino de las exportaciones estadounidenses, un lugar que ocupa cada vez más cerca de Canadá, el líder en ese rubro.
Esta cifra refleja el fortalecimiento de la relación económica entre ambos países y el impacto positivo de la integración regional impulsada por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo cual ha acelerado la cooperación en sectores estratégicos como el automotriz, el electrónico y los electrodomésticos.
En términos de crecimiento, las exportaciones mexicanas a Estados Unidos durante este periodo alcanzaron los 378,885 millones de dólares, un aumento del 6.5% interanual, mientras que las exportaciones de Estados Unidos hacia México totalizaron 253,405 millones, un incremento del 4.2%.
Este dinamismo se presenta en contraste con los otros dos grandes socios comerciales de Estados Unidos, Canadá y China, quienes han mostrado una disminución en su participación de mercado.
Con una contribución combinada de México y Canadá que representa casi una tercera parte del comercio de bienes de Estados Unidos, México ha superado a China como su principal socio comercial, una posición que no se veía desde hace dos décadas.
Este liderazgo presenta importantes fortalezas para el mercado mexicano. México destaca como un socio comercial confiable y cercano para Estados Unidos, lo cual beneficia a sus empresas al ofrecerles una ubicación estratégica, costos de producción competitivos y una cadena de suministro que ha evolucionado para responder con mayor rapidez y eficiencia a las demandas del mercado estadounidense.
Estas ventajas son fundamentales en sectores de manufactura avanzada y ensamblaje de alta tecnología, como el automotriz y el electrónico, que requieren de proveedores capaces de adaptarse rápidamente a cambios en la demanda y regulaciones internacionales. La relación binacional ha impulsado el desarrollo de centros de producción y distribución cercanos a la frontera, fortaleciendo la presencia de México como un centro logístico y de manufactura.
Sin embargo, este crecimiento trae consigo ciertas debilidades para el mercado mexicano, sobre todo en cuanto a la dependencia comercial de Estados Unidos, lo cual podría hacer que la economía mexicana se vea afectada por cambios en las políticas comerciales estadounidenses o por fluctuaciones en la economía del país vecino.
Además, a medida que México aumenta su participación en la cadena de suministro de productos complejos, enfrenta el reto de elevar sus estándares de calidad, capacitación laboral y tecnología de producción para competir con proveedores de otras regiones, como Asia, que también buscan mantenerse como opciones atractivas a pesar de la lejanía.
Las oportunidades para México en este contexto son vastas. Con la tendencia del nearshoring, muchas empresas estadounidenses han comenzado a reubicar sus operaciones en América del Norte para minimizar los riesgos de una cadena de suministro extensa y volátil.
Esta circunstancia es especialmente favorable para México, que puede atraer nuevas inversiones en sectores de manufactura y tecnología, incrementando el empleo y acelerando el desarrollo de infraestructura en áreas clave. La cercanía geográfica y el marco del T-MEC permiten a las empresas mexicanas ofrecer tiempos de entrega más rápidos y responder con flexibilidad a los requisitos del mercado estadounidense, lo que las posiciona de forma favorable frente a sus competidores de Asia y otras regiones.
No obstante, existen amenazas que México debe considerar. La proximidad y la apertura del mercado mexicano hacen que esté expuesto a tensiones comerciales y políticas que puedan surgir entre México y Estados Unidos, especialmente en contextos de campañas políticas donde el comercio y la migración suelen ser temas prioritarios.
El cambio en la administración estadounidense o en su enfoque hacia el T-MEC podría modificar las condiciones bajo las cuales las empresas mexicanas operan actualmente, limitando potencialmente los beneficios que ofrece el acuerdo.
En el escenario global, la competencia con China sigue siendo un desafío para México, ya que el gigante asiático mantiene una posición importante en el comercio mundial y sigue desarrollando estrategias para adaptarse a las nuevas tendencias de consumo y producción. Aunque México ha logrado tomar ventaja temporalmente, la diversificación de la economía y la reducción de la dependencia en sectores tradicionales serán clave para enfrentar a largo plazo la competencia con Asia y otros países emergentes.
La solidez de México en la relación comercial con Estados Unidos abre nuevas posibilidades, pero también exige de las empresas mexicanas una capacidad de innovación y adaptación que les permita mantenerse competitivas en un entorno cambiante.
El contexto actual brinda a México una oportunidad única para afianzar su posición en el comercio exterior de Estados Unidos y construir sobre las fortalezas que esta relación le ofrece, al tiempo que enfrenta los desafíos con estrategias de diversificación e inversión en infraestructura y capital humano.
La evolución de esta relación comercial será determinante para el crecimiento y la estabilidad del mercado mexicano en los años venideros, y su éxito dependerá en gran medida de la capacidad de las empresas y del gobierno mexicano para adaptarse a las circunstancias globales y regionales que moldean este entorno.
Colaboración: Editorial Auge.