Inversión Extranjera Directa en América Latina crece impulsada por Brasil y México

La Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina y el Caribe alcanzó los 188,962 millones de dólares en 2024, un incremento de 7.1% frente al año anterior.
Según datos presentados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), este valor fue impulsado principalmente por la reinversión de utilidades de empresas transnacionales ya instaladas en la región.
Este crecimiento, si bien positivo, refleja una dinámica marcada más por la consolidación de operaciones existentes que por la llegada de nuevos proyectos.
El reporte, presentado desde Santiago, advierte que el componente de aportes de capital, indicador clave para medir el ingreso de nuevas empresas, registró una caída de 12% durante el mismo periodo. Esta disminución confirma un menor apetito de inversión inicial, especialmente en un entorno internacional marcado por tensiones geopolíticas, fragmentación comercial y mayor selectividad en la asignación de capital por parte de los corporativos globales.
A pesar de este entorno desafiante, las dos principales economías de la región, Brasil y México, fueron determinantes para sostener el flujo general de inversiones, al representar conjuntamente el 61.6% del total regional.
México destacó con una captación de 45,337 millones de dólares, lo que significó un crecimiento del 48% frente a 2023, mientras que Brasil alcanzó los 71,070 millones, con un alza de 14%.
Para el mercado mexicano, estos resultados ponen de relieve un conjunto de fortalezas que explican el dinamismo observado: la estabilidad macroeconómica, su proximidad geográfica y relación comercial con Estados Unidos, el efecto del nearshoring, y una base industrial sólida y en evolución.
México se ha posicionado como un punto estratégico para la relocalización de cadenas de valor en sectores como manufactura avanzada, automotriz, dispositivos médicos, logística, tecnologías de la información y electromovilidad, consolidando su papel como uno de los principales receptores de inversión productiva en la región.
Al mismo tiempo, el informe deja ver oportunidades adicionales para el país en medio del reordenamiento global de los flujos de inversión. La transición energética, la digitalización de procesos industriales y la creciente demanda por cadenas de suministro resilientes ofrecen espacio para que México expanda su rol en sectores clave como semiconductores, energías limpias, ciberseguridad industrial, inteligencia artificial aplicada a manufactura y soluciones logísticas integradas.
Estas oportunidades requieren de marcos normativos modernos, incentivos claros, infraestructura competitiva y una fuerza laboral capacitada que acompañe la sofisticación tecnológica del entorno productivo.
No obstante, el país también enfrenta debilidades estructurales que podrían limitar su capacidad para capitalizar plenamente el contexto actual. Las brechas en infraestructura logística, la disponibilidad desigual de energía limpia y agua, la inseguridad en algunas zonas industriales y la carga regulatoria en ciertos sectores siguen siendo factores que los inversionistas internacionales evalúan con cautela. Además, la necesidad de mejorar la calidad del capital humano y reforzar el Estado de derecho continúa siendo un reto para mantener la confianza a largo plazo.
La Cepal también subrayó riesgos externos que podrían afectar la atracción de inversiones en la región. La concentración de capitales desde Estados Unidos, que en 2024 representó el 38% del total, expone a las economías latinoamericanas a cambios abruptos en la política comercial y fiscal de ese país.
A ello se suma la incertidumbre en torno a la evolución de las relaciones comerciales con China, cuya participación oficial en la IED fue de apenas 2%, aunque subestimada por las vías indirectas de inversión, como compras de activos y contratos de infraestructura que no se registran como IED formal.
Frente a estos desafíos, México ha demostrado una posición resiliente y con alto potencial de expansión. El crecimiento en la captación de IED durante 2024 es una señal de confianza empresarial en el país y una plataforma para seguir fortaleciendo su posición como uno de los principales polos de inversión en América Latina.
Colaboración: Editorial Auge.