Estados Unidos y China acuerdan una pausa en su guerra comercial

Estados Unidos y China anunciaron este lunes una suspensión temporal de 90 días en la mayoría de los aranceles que se habían impuesto mutuamente, marcando un punto de inflexión en su prolongada guerra comercial.
Esta decisión fue alcanzada tras dos días de negociaciones en Ginebra, encabezadas por el Secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y el representante de Comercio, Jamieson Greer, junto con el vice primer ministro chino, He Lifeng.
El acuerdo incluye una reducción temporal de 115 puntos porcentuales en los aranceles recíprocos durante este periodo, fijando las tarifas para productos chinos importados en Estados Unidos en un 30 % y para productos estadounidenses en China en un 10 %.
Este alivio arancelario es una señal positiva para los mercados globales, reflejada en el repunte inmediato de más del 3 % en la Bolsa de Hong Kong y el fortalecimiento del dólar frente al yen y el euro, apenas minutos después del anuncio.
El Ministerio chino de Comercio destacó que esta pausa es “en el interés común del mundo” y subrayó los “progresos sustanciales” alcanzados en las negociaciones. Esta medida busca frenar el impacto negativo que las tensiones comerciales han tenido en las cadenas de suministro globales y en sectores estratégicos como la tecnología, la manufactura y los bienes de consumo, fundamentales para ambos países y sus socios comerciales.
Para México, esta tregua comercial abre una ventana de oportunidades. Como principal socio comercial de Estados Unidos, México se beneficia de una mayor estabilidad en los flujos comerciales y financieros que podría estimular el intercambio de bienes intermedios, tecnología y materias primas.
Además, esta pausa permite a las empresas mexicanas planificar con mayor claridad su producción y exportación, fortaleciendo su competitividad en el contexto de una economía global interconectada. Sin embargo, México también enfrenta desafíos en este escenario, como el riesgo de quedar en medio de futuras tensiones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo. La dependencia de cadenas de suministro globales integradas con Estados Unidos y China podría traducirse en vulnerabilidades si las negociaciones no logran resolver las diferencias estructurales a largo plazo.
Al mismo tiempo, México tiene la oportunidad de consolidarse como una alternativa de manufactura avanzada para empresas que buscan diversificar sus cadenas de suministro y reducir su exposición a posibles disputas comerciales.
The nearshoring y los tratados comerciales con Estados Unidos y Canadá ofrecen un marco favorable para capitalizar esta tendencia, siempre y cuando se logre fortalecer la infraestructura logística, la formación de talento especializado y la innovación tecnológica.
La pausa de 90 días también plantea incertidumbres, ya que un eventual fracaso en las negociaciones podría reactivar las tensiones y volver a sacudir los mercados. En este contexto, es crucial que México mantenga una estrategia comercial diversificada, explorando nuevos mercados y fortaleciendo su capacidad industrial para adaptarse rápidamente a los cambios en el comercio global.
Collaboration: Editorial Auge.