Directivos de Estados Unidos piden eliminar aranceles a México y Canadá
Más de 200 directores ejecutivos de las principales empresas estadounidenses, solicitaron al gobierno de Trump eliminar los aranceles impuestos a México y Canadá.
En Washington, una carta firmada por más de 200 de los ejecutivos más influyentes de Estados Unidos encendió una nueva discusión sobre el rumbo del comercio en América del Norte.
Representan a la Business Roundtable, el poderoso grupo que agrupa a los líderes de las mayores corporaciones del país, y en su mensaje al gobierno de Donald Trump piden una sola cosa: eliminar los aranceles impuestos a México y Canadá bajo la Sección 232 y la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional.
Argumentan que las tarifas son contraproducentes para la economía y la seguridad nacional de Estados Unidos. Pero detrás de esta solicitud se libra una batalla mucho más amplia sobre el futuro de la integración económica regional.
Las tarifas actuales alcanzan hasta 50% para productos de acero, aluminio y cobre, y entre 25 y 35% para bienes procedentes de México y Canadá que incumplen disposiciones del T-MEC o no cooperan en temas de migración y combate al fentanilo. Según la Business Roundtable, estas medidas penalizan injustamente a industrias que operan dentro de las reglas del acuerdo y afectan la competitividad de las empresas estadounidenses tanto como la de sus socios comerciales.
Desde su entrada en vigor, el T-MEC ha impulsado un crecimiento de 37% en el comercio intrarregional de bienes y servicios, consolidando a América del Norte como uno de los bloques más dinámicos del mundo.
Sin embargo, los aranceles reactivados en marzo de 2025 revirtieron parte de ese avance: el comercio bilateral entre Estados Unidos, México y Canadá cayó 7.3%, con una disminución de casi 9% en las exportaciones estadounidenses. Para el empresariado norteamericano, mantener esas barreras es como frenar el motor que sostiene la competitividad de toda la región.
México se encuentra en el centro de este debate. Por un lado, enfrenta el reto inmediato de los sobrecostos y retrasos en sus exportaciones industriales. Por otro, la coyuntura abre una oportunidad histórica para reafirmar su papel como el principal socio productivo de Estados Unidos. El país cuenta con una base manufacturera sólida, cercanía geográfica con el mayor mercado de consumo del planeta y una red de talento industrial en expansión. En los últimos años, ha logrado atraer inversión extranjera gracias al fenómeno del nearshoring y a la confianza que ofrece un marco comercial estable bajo el T-MEC.
Las fortalezas de México en este escenario son claras: su infraestructura industrial, su posición estratégica y su creciente capacidad tecnológica. Pero también existen vulnerabilidades. Los altos costos logísticos, la dependencia de insumos importados y los desafíos energéticos pueden limitar su potencial de crecimiento. Aun así, la tendencia global de relocalización industrial ofrece una ventana de oportunidad sin precedentes. Si se eliminan los aranceles y se refuerza la cooperación trilateral, México podría consolidarse como el corazón productivo de América del Norte.
La Business Roundtable sostiene que los tres países deben mantener un comercio libre de obstáculos, apoyado en mecanismos como los comités de competitividad y facilitación del T-MEC, capaces de resolver disputas sin necesidad de medidas punitivas. Tanto México como Canadá han demostrado su alineación con las políticas comerciales estadounidenses, adoptando acciones recíprocas sobre productos sensibles y fortaleciendo sus propios marcos de defensa industrial. Esta coordinación, aseguran los ejecutivos, debería traducirse en un compromiso renovado con el libre comercio regional.
El desenlace de esta solicitud marcará un punto de inflexión. Si Estados Unidos decide eliminar los aranceles, la región podría entrar en una nueva etapa de expansión industrial, fortaleciendo las cadenas de suministro, acelerando la innovación y afianzando la posición de América del Norte frente a Asia y Europa. Para México, sería la confirmación de un papel histórico: pasar de ser un socio manufacturero a convertirse en un eje estratégico para la estabilidad económica continental.
En el fondo, la carta de los CEO no solo reclama una corrección de política comercial. Es una advertencia sobre la urgencia de preservar la unidad económica que ha permitido a la región competir en el escenario global. América del Norte tiene la oportunidad de volver a liderar el comercio mundial, y México está en el centro de ese nuevo mapa. La decisión que se tome en Washington no solo afectará los flujos de mercancías: definirá la dirección del crecimiento regional en la próxima década y, posiblemente, el nuevo equilibrio del poder económico global.
Collaboration: Editorial Auge.