Talento tecnológico latinoamericano continúa su crecimiento

Ciudad de México se consolida como el mayor mercado de talento tecnológico en América Latina con más de 320 mil especialistas.
En el corazón de la Ciudad de México, donde los rascacielos tecnológicos conviven con la energía de una urbe en transformación, se está gestando un fenómeno que redefine la manera en que América Latina se conecta con el futuro.
El talento tecnológico mexicano, que hace apenas una década operaba en silencio desde startups emergentes o centros de servicios compartidos, hoy se ha convertido en un activo estratégico para las empresas globales que buscan innovación, eficiencia y resiliencia en un entorno cada vez más digital.
De acuerdo con el informe Scoring Tech Talent 2025 de CBRE, la capital mexicana concentra alrededor de 320,000 especialistas del sector y ha registrado un incremento salarial del 45 por ciento en los últimos cinco años.
Este crecimiento no solo refleja la expansión de la economía digital, sino también el valor que las compañías internacionales asignan a las habilidades desarrolladas en la región.
La Ciudad de México lidera así el mapa latinoamericano de talento, por encima de Sao Paulo y Santiago, impulsada por su conectividad, su peso económico y su capacidad para formar profesionales que combinan conocimientos técnicos con una visión estratégica del negocio.
La fuerza del talento mexicano radica en su ingenio. Acostumbrado a resolver problemas con recursos limitados, el especialista tecnológico de la región ha aprendido a ser creativo frente a la escasez y a encontrar soluciones donde otros ven obstáculos. Esa habilidad para optimizar procesos, innovar desde la restricción y trabajar en entornos cambiantes ha generado perfiles altamente valorados por las corporaciones multinacionales. No solo dominan la programación o la analítica de datos, también entienden la lógica empresarial y saben traducir la tecnología en resultados tangibles.
Sin embargo, esa fortaleza convive con un dilema estructural. México produce talento de clase mundial, pero gran parte de ese capital humano opera bajo modelos locales o de bajo costo, sin acceso pleno al mercado global. Las grandes integradoras tecnológicas han impulsado el desarrollo de capacidades, pero no siempre dentro de esquemas que favorezcan la movilidad internacional o la participación directa en proyectos de innovación a gran escala. El resultado es un ecosistema que crece y se fortalece, pero que todavía no logra proyectarse con toda su fuerza hacia el escenario global.
Ahí reside una de las mayores oportunidades para el país. México tiene el tamaño, la ubicación geográfica y la integración económica que podrían convertirlo en el principal exportador de servicios digitales de América Latina. El reto está en construir un modelo que integre universidades, empresas y gobiernos en una misma estrategia de formación y movilidad. Programas de capacitación temprana, incentivos a la inversión en innovación y políticas de retención de talento podrían transformar la actual ventaja comparativa en una ventaja competitiva sostenible.
No obstante, el reloj corre rápido. Brasil y Chile avanzan en políticas públicas para atraer talento y capital tecnológico, mientras que cada vez más profesionales mexicanos optan por trabajar de manera remota para empresas extranjeras. La fuga de talento se ha vuelto una amenaza real: el conocimiento se expande, pero las capacidades de las empresas locales para retenerlo se diluyen. Si México no acelera la consolidación de un ecosistema que ofrezca crecimiento, movilidad y reconocimiento, corre el riesgo de que su liderazgo sea temporal.
El país está frente a una coyuntura histórica. Por primera vez, su capital humano digital tiene el potencial de convertirse en una palanca de desarrollo económico de escala global. Pero para lograrlo, debe pasar de ser una fábrica de talento a ser una incubadora de innovación, donde los profesionales no solo crezcan, sino que trasciendan. En un mundo donde la competitividad se mide en bytes, ideas y velocidad de adaptación, México tiene todo para escribir el siguiente capítulo de su historia tecnológica. El momento de hacerlo es ahora.
Collaboration: Editorial Auge.