Nuevo estándar verde en la construcción mexicana
Holcim inauguró en Zapopan la primera planta de concreto 100% eléctrica del país, un nuevo referente para la industria.
La mañana en Zapopan comenzó con un silencio inusual. No era casualidad. En el corazón industrial del municipio, una planta recién inaugurada operaba sin el rugido habitual de los motores. Holcim México abría oficialmente la primera instalación de concreto premezclado completamente eléctrica del país y, con ello, el sector de la construcción asistía a un momento que podría redefinir su futuro.
La empresa invirtió casi 51 millones de pesos en esta planta, un proyecto anclado en su estrategia global NextGen Growth 2030 y diseñado para iniciar un proceso de electrificación profunda en sus operaciones. Lo que antes era una aspiración tecnológica ahora toma forma con infraestructura propia de recarga, ocho camiones mixer eléctricos, un cargador frontal y una operación que elimina por completo el uso de combustibles fósiles durante toda la jornada.
Las cifras hablan por sí solas: más de 110,000 litros de diésel evitados cada año, cerca de 300 toneladas de dióxido de carbono menos, una reducción de 90 por ciento en la contaminación acústica interna y un ahorro energético cercano al 67 por ciento. Todo esto convierte a la planta en un modelo disruptivo dentro de la industria mexicana.
El avance de criterios ESG en el sector inmobiliario, el interés gubernamental por ciudades más limpias y la disponibilidad creciente de financiamiento verde crean un terreno fértil para que modelos como el de Zapopan se multipliquen.
La electrificación de la operación y el transporte puede convertirse en un factor decisivo en licitaciones públicas y privadas, y la visibilidad de este proyecto podría catalizar la adopción de soluciones similares entre proveedores, socios logísticos y clientes corporativos.
A pesar de ello, el camino no está libre de obstáculos. La dependencia de una red eléctrica estable, los costos iniciales de la infraestructura de carga y la adaptación operativa que exige una tecnología relativamente nueva representan debilidades que deben gestionarse con precisión. Holcim enfrenta el reto de replicar el modelo en zonas donde la infraestructura energética no está igualmente desarrollada, además de asegurar que su personal y procesos mantengan un desempeño óptimo durante la transición.
Al panorama se suman amenazas externas que podrían ralentizar la expansión de estas iniciativas. La incertidumbre regulatoria en materia energética, la competencia entre empresas que comienzan a acelerar sus propios programas de descarbonización y la naturaleza cíclica del sector construcción podrían influir en la velocidad con la que estas inversiones se consolidan. Si bien la tecnología es prometedora, el éxito de su masificación dependerá también del entorno económico y político.
Con Zapopan como punto de partida, la compañía apuesta por un país donde las plantas de concreto puedan operar con menos ruido, menos emisiones y mayores niveles de eficiencia. Para el sector, este movimiento representa una invitación a replantear paradigmas y a imaginar una construcción más limpia y competitiva.
Collaboration: Editorial Auge.