Vivienda de lujo en México apunta hacia un nuevo récord en 2025

Durante el primer semestre de 2025 se han construido 533 viviendas de lujo en el país, un segmento definido por propiedades con un valor superior a 5.1 millones de pesos.
A inicios de 2025, las grúas y andamios en distintos puntos del país revelan un fenómeno poco común en el mercado inmobiliario mexicano: el auge de la vivienda de lujo.
Propiedades con un valor igual o superior a 5.1 millones de pesos comienzan a marcar un récord en construcción, alcanzando 533 unidades registradas al cierre de junio, de acuerdo con cifras del Registro Único de Vivienda.
Se trata de un sector que en apenas dos años ha encontrado un terreno fértil, impulsado sobre todo por la demanda en destinos turísticos, donde el comprador no solo busca una residencia, sino un símbolo de estatus y una inversión estratégica.
La participación de este segmento dentro del total nacional todavía es reducida, apenas 0.15 por ciento de las viviendas construidas en México pertenecen a la categoría residencial o residencial plus. Sin embargo, lo que ocurre en este nicho dice mucho más de lo que muestran las cifras.
Mientras la mayor parte de los desarrollos se concentra en vivienda popular y tradicional, el crecimiento sostenido en el segmento de lujo se ha convertido en un termómetro de confianza, liquidez y atracción de capital.
El mercado mexicano encuentra aquí fortalezas visibles. La primera es la resiliencia de la demanda, donde conviven compradores nacionales y extranjeros con la mira puesta en destinos de alto valor turístico. Estos proyectos no solo ofrecen un espacio habitable, también consolidan un activo con doble rendimiento: plusvalía de largo plazo y flujo por esquemas de renta vacacional. La madurez de desarrolladores en plazas clave añade un nivel de sofisticación en diseño, operación y servicios que fortalece la percepción de valor y valida precios premium.
Las oportunidades, por su parte, emergen en la expansión hacia nuevas regiones con vocación turística y urbana que todavía no están saturadas. Los proyectos de usos mixtos, el auge del wellness, los criterios ambientales y de eficiencia energética, así como modelos híbridos entre vivienda y hospitalidad, marcan el siguiente paso en la diversificación. La digitalización de las preventas, el acceso a financiamiento especializado y la entrada de capital institucional amplían las posibilidades de crecimiento con mayor profesionalización.
No obstante, el camino no está libre de retos. El mercado sigue siendo pequeño y altamente concentrado en polos específicos, lo que lo hace vulnerable a los ciclos locales. Los costos de insumos y mano de obra de alta calificación elevan las barreras de entrada y el acceso al crédito hipotecario premium continúa siendo limitado. A esto se suma la dependencia de esquemas de preventa que trasladan parte del riesgo de ejecución y entrega a los compradores.
En el horizonte aparecen amenazas que los desarrolladores y fondos de inversión no pueden perder de vista. La volatilidad macroeconómica, las fluctuaciones en tasas de interés y la presión regulatoria sobre usos de suelo y densidades representan un desafío constante. La sobreoferta en microzonas turísticas, el desgaste en infraestructura y los riesgos climáticos en destinos costeros son factores que obligan a reforzar la planeación y la gestión sostenible.
El auge de la vivienda de lujo en México en 2025 no es únicamente una estadística en crecimiento. Es el retrato de un país que atrae capital, redefine su mercado inmobiliario y se abre espacio en el mapa internacional de las inversiones residenciales premium. Si los desarrolladores logran sortear debilidades y riesgos con visión estratégica, este año puede marcar un punto de inflexión en la historia del sector: el momento en que la vivienda de lujo dejó de ser un nicho para convertirse en un motor simbólico de confianza en la economía mexicana.
Collaboration: Editorial Auge.