Oro y plata cierran el año en máximos históricos
El oro superó por primera vez los 4,400 dólares por onza, con un avance cercano al 68% en lo que va del año.
La semana arrancó con el oro cruzando por primera vez la barrera de los 4,400 dólares por onza, confirmado que el cierre del año quedará registrado como un punto de inflexión para los metales preciosos. Al mismo tiempo, la plata alcanzó un nuevo máximo histórico, reforzando la sensación de que el mercado atraviesa un momento excepcional, impulsado por la expectativa de recortes en las tasas de interés en Estados Unidos, la debilidad del dólar y una renovada búsqueda de refugio por parte de los inversionistas.
Durante la sesión, el oro al contado avanzó 1.7% para ubicarse en 4,413.01 dólares por onza, después de haber tocado un máximo intradía de 4,420.01 dólares. En el mercado de futuros, los contratos en Estados Unidos para entrega en febrero subieron 1.4% y se colocaron en 4,446.7 dólares. Con este desempeño, el metal acumula una ganancia cercana al 68% en lo que va del año, el mayor avance anual desde 1979, respaldado por compras sostenidas de bancos centrales, flujos de inversión defensiva y un entorno de tasas más bajas.
La plata avanzó con mayor fuerza. El metal al contado subió 2.8% hasta los 68.98 dólares por onza, luego de haber alcanzado un récord de 69.44 dólares en la sesión previa. En el acumulado anual, el alza es de 138%, una cifra que refleja un mercado presionado por un déficit de oferta, mayores requerimientos industriales y una demanda de inversión que ha ganado protagonismo.
La tendencia se extendió a otros metales preciosos, con el platino alcanzando niveles no vistos en más de 17 años y el paladio marcando su punto más alto en casi tres años.
Este escenario global tiene una lectura directa para México. En el lado de las fortalezas, el país se encuentra en una posición estratégica como uno de los principales productores de plata a nivel mundial, lo que permite que los precios récord se traduzcan en mayores ingresos, dinamismo exportador y efectos positivos en las regiones donde la minería es un motor económico. El repunte refuerza además el peso de México dentro de las cadenas internacionales de suministro de materias primas clave.
Las oportunidades se amplifican con este ciclo alcista. Precios elevados generan incentivos para nuevas inversiones en exploración, ampliación de capacidad productiva y modernización tecnológica, además de abrir espacio para un mayor impacto fiscal y la creación de empleo especializado. En un contexto donde la demanda industrial de metales vinculados a la transición energética gana relevancia, México aparece como un actor con capacidad de capitalizar el momento.
Sin embargo, el entorno también deja al descubierto debilidades persistentes. La industria minera mexicana enfrenta retos relacionados con certidumbre regulatoria, costos crecientes y limitaciones en infraestructura, factores que pueden restringir el aprovechamiento pleno de los precios históricos. A ello se suma la sensibilidad de la economía nacional a variables externas, como la política monetaria estadounidense y la evolución del dólar.
Las amenazas no son menores. La volatilidad propia de los mercados de materias primas, posibles ajustes en las expectativas de tasas de interés y cambios en la dinámica del comercio global representan riesgos que pueden alterar el equilibrio actual. Además, una eventual desaceleración económica mundial tendría un impacto directo en la demanda industrial de metales, particularmente en el caso de la plata.
El oro y la plata no solo están marcando récords, están escribiendo un capítulo que redefine su papel en la economía global. Para México, este momento histórico abre una ventana que combina potencial y desafío, en un escenario donde las decisiones que se tomen hoy pueden determinar qué tan profundo será el impacto de este ciclo extraordinario en los años por venir.
Collaboration: Editorial Auge.