México: un aliado estratégico para China

El modelo “a prueba de aranceles” se consolida como una estrategia clave en la reconfiguración del comercio internacional, con México en el centro de las decisiones estratégicas de inversión de empresas chinas.
En un entorno marcado por la fragmentación del comercio y las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, México surge como un destino prioritario para la relocalización de operaciones industriales y tecnológicas. Las compañías chinas ya no lo ven únicamente como un punto de ensamblaje, sino como una plataforma integral para el desarrollo de negocios resilientes y sostenibles.
Según datos de la Secretaría de Economía, actualmente existen más de mil empresas chinas registradas formalmente en México bajo el régimen de inversión extranjera directa. Sin embargo, la Cámara de Comercio y Tecnología México-China estima que la presencia real supera las 4,000 o incluso 5,000 si se consideran distribuidores, intermediarios y oficinas de representación.
Esta creciente actividad refleja una tendencia sostenida que obedece tanto a factores estructurales como coyunturales. México cuenta con ventajas clave como su ubicación geográfica estratégica, acceso preferencial a más de 50 mercados mediante tratados comerciales, costos operativos competitivos, estabilidad macroeconómica y una fuerza laboral joven y calificada.
Estas fortalezas han sido reconocidas por empresas como Huawei, Hisense, ICBC, Kuka Home, Minth Group, JAC Motors, Changan y BYD, que ya operan con visión de largo plazo en territorio mexicano.
La aceleración de esta tendencia también responde al reacomodo del comercio global, que ha obligado a muchas empresas a replantear sus cadenas de suministro.
José Manuel Salazar Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), advierte que la estrategia recomendada para América Latina es la diversificación, y que México posee masa crítica en industrias de alto valor agregado como la aeroespacial, dispositivos médicos, tecnologías de la información y desarrollo de software.
Esta capacidad instalada y la existencia de clústeres industriales bien estructurados representan una oportunidad concreta para atraer inversión de empresas que buscan integrarse con rapidez a cadenas de valor consolidadas.
Sin embargo, persisten algunas debilidades estructurales que limitan el aprovechamiento total de esta ola de inversiones. Entre ellas se encuentran los cuellos de botella logísticos, la necesidad de fortalecer el estado de derecho, y la falta de infraestructura en ciertas regiones con potencial industrial.
A nivel político, también existen amenazas que deben ser gestionadas con visión estratégica. La creciente presencia de capital chino en México ha generado inquietud en el contexto del T-MEC, particularmente ante la posibilidad de que Estados Unidos perciba una triangulación de productos asiáticos a través del territorio mexicano.
En este entorno, el mercado mexicano tiene ante sí una oportunidad única: consolidarse como un hub industrial y logístico de escala global, capaz de atraer proyectos de inversión que busquen certidumbre, conectividad y eficiencia operativa.
Si logra capitalizar sus ventajas competitivas y resolver las brechas internas que frenan su desarrollo, México podría no solo fortalecer su relación con China, sino posicionarse como uno de los grandes beneficiarios del nuevo orden comercial que se está configurando.
Collaboration: Editorial Auge.