México, líder latinoamericano en consumo de videojuegos

El mercado de videojuegos en México continúa su trayectoria ascendente. Al cierre de 2024, la industria generó ingresos por 1,271 millones de dólares. Con esta cifra, el país se posiciona como el mercado número uno en América Latina y el décimo a nivel mundial por ingresos.
Las proyecciones para los próximos años mantienen esta tendencia de crecimiento sostenido. Se estima que en 2025 los ingresos alcanzarán los 1,380 millones de dólares y en 2026 subirán a 1,502 millones.
Estas cifras colocan al gaming como uno de los sectores más dinámicos dentro del entretenimiento, con perspectivas estables de expansión. El ecosistema nacional de videojuegos cuenta con más de 76 millones de jugadores activos. La participación está prácticamente equilibrada entre géneros: 50.2 % mujeres y 49.3 % hombres, lo que refleja la amplitud y diversidad de este mercado.
Además del volumen, destaca el nivel de gasto: el jugador mexicano destina en promedio 5,500 pesos anuales a esta actividad, cifra que supera en 25 % el gasto en otras formas de entretenimiento como el cine. Esta inversión se distribuye en experiencias digitales, suscripciones y mejoras dentro de los juegos, mostrando un consumidor dispuesto a pagar por valor añadido. Este perfil de usuario representa una de las mayores fortalezas del mercado mexicano, ya que combina masividad, diversidad demográfica y un comportamiento de consumo enfocado en la experiencia.
El crecimiento sostenido también abre oportunidades estratégicas para desarrolladores, estudios independientes, plataformas tecnológicas, marcas asociadas al ecosistema gamer y empresas interesadas en integrar sus productos a través del marketing digital y el contenido interactivo.
México representa un terreno fértil para el desarrollo de talento especializado en animación, programación, diseño y narrativa digital, áreas que, con inversión y capacitación, pueden consolidarse como activos exportables.
Una de las principales debilidades es la escasa infraestructura local para la producción a gran escala, que obliga a muchos estudios a buscar alianzas en el extranjero o depender de plataformas internacionales. Además, el acceso desigual a dispositivos de alto rendimiento y conectividad limita la participación de ciertos sectores de la población.
La competencia global es otra amenaza latente: mercados con mayor inversión en tecnología y educación digital avanzan con rapidez y pueden desplazar a los actores locales si no se fomenta una industria nacional sólida y articulada.
La consolidación del país como líder regional fortalece su posición como destino para inversión y expansión de marcas internacionales. Pero el verdadero potencial se alcanzará en la medida en que se impulsen políticas públicas que favorezcan el desarrollo creativo, se profesionalice el talento y se construya una red de apoyo empresarial que acompañe el crecimiento del sector. En ese escenario, México no solo será un gran consumidor de videojuegos, sino también un protagonista relevante en su creación.
Collaboration: Editorial Auge.