México ante el reto del crecimiento del PIB

La más reciente encuesta del Banco de México (Banxico), realizada entre especialistas del sector privado, señala que la expectativa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum se sitúa en 1.07%.
Este pronóstico representa un ajuste a la baja en comparación con las estimaciones previas de 1.17% en diciembre y 1.23% en noviembre. El ajuste se suma a una tendencia descendente en las proyecciones, que a inicios de 2024 aún contemplaban un crecimiento de hasta 2.01%.
La nueva cifra también es inferior a la reciente previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que se mantiene en 1.3%, aunque ligeramente superior a la de Citi, que la ubica en 1%. En contraste, las proyecciones del Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Hacienda, son considerablemente más optimistas, con un rango estimado de crecimiento entre 2% y 3%, cifras que fundamentan el Paquete Económico 2025 y que han generado inquietud en el sector privado sobre su viabilidad y su impacto en la inversión.
Las respuestas de la encuesta revelan un entorno desafiante para la actividad empresarial en México. El 95% de los especialistas considera que la economía no está en mejor situación que hace un año, mientras que el 59% anticipa un deterioro en el clima de negocios. Además, el 54% de los encuestados advierte que la coyuntura actual no es propicia para la inversión, en contraste con solo un 5% que considera que sí lo es.
Estos datos reflejan una percepción de incertidumbre en torno a factores clave como la política económica del nuevo gobierno, el entorno global y la confianza de los inversionistas en la estabilidad del país.
Pese a este panorama, México mantiene fortalezas estratégicas que pueden ser determinantes para la atracción de inversión y el crecimiento económico. Su cercanía con Estados Unidos y su integración en el T-MEC siguen siendo factores clave que impulsan la relocalización de empresas y el nearshoring, brindando oportunidades para la expansión de sectores industriales, manufactura y logística.
La diversificación de su estructura productiva, la mano de obra calificada y el crecimiento del sector tecnológico también representan ventajas competitivas que pueden generar resiliencia frente a un entorno económico incierto. Sin embargo, la desaceleración de la actividad económica, las señales de debilidad en la inversión privada y la incertidumbre sobre las políticas gubernamentales en materia fiscal, energética y de seguridad siguen representando desafíos significativos para el empresariado.
El panorama global y nacional seguirá influyendo en la evolución de estas tendencias. Factores externos como el desempeño de la economía estadounidense, las tasas de interés de la Reserva Federal y la dinámica del comercio internacional podrían generar tanto riesgos como oportunidades para México.
Al mismo tiempo, la respuesta del gobierno ante estas condiciones y su capacidad para generar certidumbre serán determinantes en la confianza de los inversionistas y en la estabilidad del crecimiento económico. Con una proyección de PIB en desaceleración y una percepción mixta del entorno de negocios, las empresas deberán evaluar cuidadosamente sus estrategias de inversión y crecimiento para adaptarse a los desafíos y capitalizar las oportunidades que puedan surgir en el nuevo ciclo económico del país.
Collaboration: Editorial Auge.