Inflación en México alcanza su nivel más bajo en casi cuatro años

La inflación general en México registró en julio una nueva desaceleración, alcanzando una tasa anual de 3.51%, el nivel más bajo desde diciembre de 2020.
De acuerdo a los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), esta cifra se ubicó por debajo de la proyección de los analistas consultados por Reuters, quienes anticipaban una tasa de 3.53%. Con este resultado, la inflación hiló su segundo mes consecutivo a la baja y regresó al rango objetivo del Banco de México, que se sitúa entre 2% y 4%.
El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) presentó una variación mensual de 0.27%, lo que refleja una tendencia de contención en los precios de los bienes y servicios. No obstante, la inflación subyacente, que excluye productos con alta volatilidad y que Banxico toma como base para sus decisiones de política monetaria, se mantuvo en 4.23% anual, apenas por debajo del dato de junio. Al interior de este índice, las mercancías aumentaron 4.02%, mientras que los servicios lo hicieron en 4.44%.
Por su parte, la inflación no subyacente mostró una desaceleración más profunda, al pasar de 4.33% en junio a 1.14% en julio. Este comportamiento fue impulsado principalmente por un menor incremento en los precios agropecuarios, con un alza anual de apenas 0.17%, y por una variación moderada en los precios de energéticos y tarifas reguladas, que aumentaron 1.97% anual.
Este panorama inflacionario ofrece señales alentadoras para el entorno empresarial en México. La disminución sostenida de los precios fortalece la percepción de estabilidad macroeconómica, elemento clave para la toma de decisiones en inversión, producción y financiamiento.
Además, la mejora en los niveles de inflación contribuye a restaurar el poder adquisitivo de los hogares, lo que a su vez genera condiciones más propicias para la recuperación del consumo interno, uno de los motores del crecimiento nacional.
En un entorno global marcado por presiones inflacionarias persistentes en economías avanzadas, el comportamiento de los precios en México representa una ventaja competitiva frente a otros mercados. La disciplina fiscal, la independencia del banco central y la resiliencia del mercado interno se consolidan como fortalezas estructurales que sustentan esta evolución. Esta posición también mejora el atractivo del país como destino para nuevas inversiones, especialmente en sectores estratégicos como manufactura, logística y tecnología.
Sin embargo, persisten elementos de cautela. La inflación subyacente todavía se ubica por encima del objetivo oficial y refleja rigideces en los precios de servicios y productos procesados, lo cual podría limitar un relajamiento inmediato en la política monetaria. A esto se suma la incertidumbre externa por los conflictos geopolíticos, las disrupciones en cadenas de suministro y los efectos climáticos en sectores como el agroalimentario. Estas variables representan riesgos que podrían generar volatilidad en los precios durante los próximos meses.
El mercado mexicano también enfrenta el desafío de mantener su competitividad en un entorno regional cada vez más dinámico, donde países vecinos buscan captar inversión mediante incentivos fiscales y reformas estructurales. Para no quedar rezagado, será necesario fortalecer el entorno regulatorio, mejorar la infraestructura y consolidar la seguridad jurídica para los inversionistas.
Pese a los riesgos, la capacidad de México para contener la inflación en un contexto internacional adverso reafirma su solidez económica y genera oportunidades para el desarrollo empresarial.
Collaboration: Editorial Auge.