Fibras inmobiliarias impulsan crecimiento pese a aranceles

Con más de 30 millones de metros cuadrados en operación, las fibras inmobiliarias proyectan sumar 2 millones de metros cuadrados adicionales en 2025.

El año comenzó con nubarrones en la escena internacional. La guerra de aranceles impulsada por Estados Unidos parecía poner en jaque al comercio global y sembrar dudas entre los inversionistas. Sin embargo, en México, las Fibras inmobiliarias han elegido un camino distinto: no frenar, sino acelerar. 

Con más de 30 millones de metros cuadrados de área bruta rentable y una ocupación que roza el 95%, estos fideicomisos de inversión en bienes raíces han convertido la incertidumbre en un catalizador para crecer. 

Su apuesta es clara: sumar alrededor de 2 millones de metros cuadrados adicionales antes de que termine 2025, fortaleciendo su papel como uno de los pilares del mercado financiero e inmobiliario del país.

El mensaje es optimista, aunque realista: algunas inversiones se han frenado mientras se definen las negociaciones bilaterales con Washington, pero la industria confía en la capacidad de adaptación del país. “Seguiremos siendo el principal importador en Estados Unidos, lo que nos da una ventaja en comparación con el resto de los países”, subrayó.

Los fideicomisos han reorientado estrategias: centros comerciales y retail buscan nuevas fórmulas para diversificarse, mientras que la logística e industria siguen siendo el motor que atrae a arrendatarios globales, impulsado por el nearshoring y el crecimiento del comercio electrónico.

La confianza en este modelo se refleja en sus cifras. El valor de los activos bajo administración supera los 891,000 millones de pesos, consolidando a las Fibras como un vehículo preferido por inversionistas nacionales e internacionales.

Pero la consolidación trae consigo exigencias. El caso de CIBanco y Vector en Estados Unidos, acusados de presunto lavado de dinero, encendió alertas y llevó a varios fideicomisos —entre ellos Fibra Hotel, Inn, Macquarie, Shop, Soma, Storage y Terrafina— a cambiar de fiduciario para proteger sus activos.

El hecho de que los Fideicomisos estén en la mira de los inversionistas los orienta a que se eleven los estandartes de revisión, especialmente para transparentar de dónde vienen los capitales, cómo se adquieren los inmuebles y cómo se administran.

Esa exigencia de mayor transparencia no se percibe como una carga, sino como una ventaja competitiva. En este sentido, la industria reconoce que la confianza se construye con disciplina, trazabilidad y apertura, especialmente en un momento en que México capta flujos estratégicos de capital a nivel regional.

Las fortalezas del mercado se expresan en ocupaciones elevadas, profesionalización de equipos y la oportunidad única que brinda la relocalización de manufactura hacia México. A la par, se detectan debilidades vinculadas a la dependencia de Estados Unidos, cuellos de botella en infraestructura y concentración de actividad en lo industrial. Las amenazas van desde los vaivenes del T-MEC y la volatilidad cambiaria hasta la presión en costos de construcción. Pero el balance general muestra que las oportunidades pesan más: los corredores logísticos en crecimiento, la reconversión de espacios comerciales y el apetito de inversionistas por instrumentos líquidos y diversificados.

México atraviesa un momento definitorio. En medio de disputas arancelarias y tensiones comerciales, las Fibras han decidido responder con expansión, profesionalismo y transparencia. Con cerca de 900,000 millones de pesos en activos y la meta de sumar 2 millones de metros cuadrados en un solo año, el sector inmobiliario se coloca en el centro de un momento histórico que redefine el papel de México en las cadenas de valor globales.

Collaboration: Editorial Auge.

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