Exportaciones mexicanas siguen su camino de crecimiento

En el segundo trimestre de 2025, las exportaciones mexicanas crecieron 5.2% anual, impulsadas por la manufactura.

Las exportaciones mexicanas registraron un desempeño positivo en el segundo trimestre de 2025, con un crecimiento anual de 5.2 por ciento, el mayor avance desde finales de 2024, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). 

El motor de este repunte fue la industria manufacturera, que mostró un incremento de 7.2 por ciento anual, su mejor variación desde el primer trimestre de 2023. En contraste, los sectores de minería y agricultura mantuvieron una tendencia negativa, lo que refleja un crecimiento desigual entre ramas productivas y una dependencia cada vez más marcada de la capacidad industrial.

Dentro de la manufactura destacaron incrementos notables en subsectores clave: la fabricación de equipo de cómputo, componentes y accesorios eléctricos avanzó 69.3 por ciento anual; la fabricación de maquinaria y equipo aumentó 36.6 por ciento; la industria del papel creció 25.3 por ciento y la de muebles, colchones y persianas 16.9 por ciento. Sin embargo, no todo el panorama fue de crecimiento. La industria química retrocedió 3.8 por ciento y la fabricación de prendas de vestir cayó 1.7 por ciento, lo que refleja que algunos segmentos permanecen rezagados frente a la competencia global.

Así, en el mapa económico de México, hay estados que comienzan a reescribir su papel en la historia exportadora. Quintana Roo, tradicionalmente identificado por su potencia turística, sorprendió en el segundo trimestre de 2025 al registrar un crecimiento de 50.7 por ciento en sus exportaciones. No se trata solo de un dato estadístico: es un símbolo de cómo territorios enfocados en servicios pueden reconvertirse hacia una plataforma de producción y comercio exterior que los conecta con el mundo.

El dinamismo no se detuvo ahí. Chihuahua, con un salto de 43.2 por ciento, reafirmó su papel como engranaje clave en la manufactura de equipo eléctrico y de cómputo, industrias que hoy marcan el pulso de las cadenas globales. 

Zacatecas, con 37.1 por ciento, y Colima, con 23.3 por ciento, consolidaron su papel en segmentos estratégicos, demostrando que el crecimiento no es exclusivo de los grandes centros industriales, sino también de entidades que logran diversificar su vocación productiva.

El escenario deja ver con claridad las fortalezas y debilidades del mercado mexicano. La manufactura es la gran fortaleza que impulsa al país, con oportunidades concentradas en regiones que ya muestran capacidad de competir a escala global. La debilidad radica en la falta de modernización de sectores primarios y en la dependencia de industrias que no logran sostener su dinamismo.

La amenaza surge de los factores externos que podrían enfriar la demanda internacional, desde cambios regulatorios hasta tensiones geopolíticas. Sin embargo, la oportunidad se encuentra en capitalizar la energía de estados como Chihuahua y Jalisco, que proyectan a México como pieza estratégica en el reacomodo del comercio mundial.

Hoy, los números del INEGI son más que estadísticas. Son la evidencia de que México se encuentra en un punto de inflexión, con entidades que transforman sus economías en motores exportadores capaces de desafiar el pasado y moldear el futuro.

Lo que ocurre en Quintana Roo, Chihuahua o Jalisco no es un hecho aislado: es la señal de que el país puede posicionarse como un actor central en la nueva configuración industrial global. Y si la tendencia se consolida, dentro de algunos años veremos este momento como el capítulo en el que México comenzó a escribir una historia distinta en el comercio internacional.

Collaboration: Editorial Auge.

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