México y Estados Unidos extienden acuerdo arancelario

Sheinbaum y Trump acordaron una prórroga de 90 días al esquema actual de aranceles entre ambos países, lo que evita la entrada en vigor de nuevas tarifas comerciales.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostuvieron una llamada este jueves en la que acordaron extender por 90 días más el acuerdo arancelario vigente, evitando así la entrada en vigor de nuevas tarifas a productos mexicanos exportados a territorio estadounidense.
La prórroga fue confirmada por ambos mandatarios, con énfasis en el compromiso de mantener el diálogo abierto para alcanzar un acuerdo comercial de largo plazo durante este nuevo periodo.
Según detalló Trump a través de su red social Truth Social, el acuerdo actual se mantiene sin modificaciones: México continuará pagando un arancel del 25 % al fentanilo, 25 % a los automóviles y 50 % al acero, aluminio y cobre.
Adicionalmente, México se comprometió a eliminar de inmediato diversas barreras no arancelarias que, de acuerdo con Washington, obstaculizan el comercio bilateral. El objetivo de esta prórroga es establecer una base de negociación que permita concretar un nuevo entendimiento comercial en los próximos tres meses.
La presidenta Sheinbaum calificó la llamada como “muy buena” y celebró el acuerdo de 90 días como una medida que otorga tiempo para construir un nuevo marco de cooperación comercial entre ambos países.
A unas horas de que venciera el plazo para la imposición de un arancel del 30 %, del cual aún no se aclaraba si aplicaría de forma generalizada o solo a productos fuera del T-MEC, el anuncio disipa temporalmente la incertidumbre para los sectores exportadores mexicanos.
Ambos gobiernos reiteraron su compromiso de mantener una cooperación fronteriza sólida, en particular en temas de seguridad, combate al tráfico de drogas como el fentanilo y migración irregular.
Desde el ámbito empresarial, esta prórroga representa una ventana de oportunidad para el sector exportador mexicano. El aplazamiento de nuevas tarifas permite a las empresas mantener sus flujos comerciales bajo las condiciones actuales, sin asumir de inmediato el impacto de aranceles más altos. En particular, las industrias automotriz, metalúrgica y química ganan tiempo para prepararse y ajustar sus estrategias ante un posible rediseño del marco comercial.
El respaldo institucional que México mantiene en el T-MEC sigue siendo una de sus principales fortalezas, al ofrecer un marco legal vigente que limita la imposición unilateral de aranceles generalizados. Además, la diversificación productiva del país, su capacidad logística y su cercanía con el principal mercado del mundo colocan a las empresas mexicanas en una posición estratégica que puede aprovecharse si se consolida un nuevo acuerdo bilateral.
Sin embargo, persisten condiciones que deben atenderse con urgencia. La dependencia del mercado estadounidense para las exportaciones totales sigue siendo una debilidad estructural del modelo económico nacional, que deja a las empresas expuestas a decisiones políticas o comerciales externas. Las exigencias de eliminar barreras no arancelarias podrían implicar ajustes regulatorios que generen incertidumbre en el corto plazo, especialmente en sectores con procesos complejos de certificación o cumplimiento normativo. A ello se suma la amenaza latente de que, en caso de no alcanzarse un nuevo acuerdo en el plazo previsto, se reactiven medidas arancelarias con impacto directo en precios, cadenas de valor y competitividad.
No obstante, la coyuntura también abre oportunidades para redefinir la relación comercial con Estados Unidos a partir de una agenda más equitativa y moderna. El interés mutuo por evitar una escalada en los aranceles, la disposición al diálogo de alto nivel y la permanencia de mecanismos institucionales como el T-MEC ofrecen una base sólida para avanzar hacia acuerdos que beneficien a ambos países.
Si México logra negociar condiciones más favorables en sectores clave, fortalecer sus procesos regulatorios y aprovechar su potencial como socio estratégico en manufactura, energía y tecnologías limpias, podrá convertir esta etapa de incertidumbre en una plataforma de crecimiento sostenido para su economía. Los próximos 90 días serán decisivos para comprobar si el entorno de tensión actual puede transformarse en un nuevo impulso para el comercio regional.
Collaboration: Editorial Auge.