Autos chinos ganan terreno y confianza en el mercado mexicano

Durante el primer semestre de 2025, la percepción de los vehículos de origen chino en México mostró un avance significativo en términos de confianza y aceptación por parte de los consumidores.

De acuerdo con un estudio de GiPA México y Latinoamérica, firma especializada en inteligencia de mercado para el sector automotriz postventa, la confianza en las marcas chinas superó el 50%, un aumento de 10 puntos porcentuales respecto al año anterior.

Este crecimiento es reflejo de un cambio sostenido en la percepción del consumidor. Si bien en años anteriores las marcas chinas enfrentaron escepticismo respecto a su durabilidad, tecnología y servicio postventa, en la actualidad atraviesan un proceso de consolidación en el mercado mexicano, con indicadores positivos tanto en imagen como en desempeño operativo. 

La mejora en la infraestructura postventa ha sido una de las claves para lograr este cambio. Según GiPA, durante 2025 las marcas chinas lograron superar el 95% de abasto en refacciones, un factor crítico que incide directamente en la satisfacción del cliente. 

Entre las marcas destacadas en esta evolución se encuentran Chirey, Omoda, Jetour, MG, JAC y BYD, todas las cuales han enfocado esfuerzos en robustecer sus operaciones postventa y recuperar la confianza de los consumidores.

Las estrategias incluyen expansión de redes de servicio, mayor disponibilidad de refacciones y mejores canales de atención al cliente. Actualmente, los vehículos de marcas chinas representan el 1.2% del parque vehicular en México, con alrededor de 390,000 unidades en circulación. MG Motor lidera este segmento con una participación de 0.6%. Además, los datos de GiPA revelan un avance en la fidelización de los usuarios: el 14% de los propietarios de autos chinos están dispuestos a comprar nuevamente la misma marca, y más del 50% optaría por adquirir otra marca asiática.

La presencia de estas marcas en el país refleja una de sus principales fortalezas: la capacidad para ofrecer vehículos con altos niveles de equipamiento a precios más competitivos que sus pares occidentales, así como una rápida adaptación a las preferencias del consumidor local. Esta ventaja se combina con una estrategia de crecimiento ágil que les permite ocupar nichos poco atendidos por marcas tradicionales. Para el mercado mexicano, esto representa una oportunidad relevante de diversificación y dinamismo, que puede estimular mayor competencia, acelerar procesos de innovación e incentivar la mejora del servicio en todo el sector.

Sin embargo, persisten algunos desafíos. Aunque la percepción está mejorando, aún existe una barrera de confianza entre ciertos segmentos de consumidores, particularmente aquellos acostumbrados a marcas con trayectoria más larga en México. A esto se suma la exigencia del mercado mexicano en cuanto a respaldo, valor de reventa y soporte técnico, aspectos en los que las armadoras chinas deben continuar fortaleciendo su presencia. Por otro lado, la competencia internacional se vuelve cada vez más intensa, y los movimientos geopolíticos o cambios regulatorios podrían afectar el ritmo de crecimiento de estas marcas en el país.

El entorno también plantea amenazas externas. La creciente participación de marcas chinas puede generar tensiones comerciales, presionar a la baja los márgenes de ganancia y provocar una reacción defensiva por parte de competidores establecidos. Además, la integración de estas marcas a las cadenas de valor en México dependerá de su capacidad para invertir localmente, generar empleos y asegurar estándares de calidad sostenibles a largo plazo.

Estos resultados marcan un punto de inflexión para la industria automotriz en México. Las marcas chinas no solo están ganando terreno en términos de volumen, sino también en valor percibido, lo cual representa un reto directo para los fabricantes tradicionales establecidos en el país.

Si esta tendencia continúa, México podría convertirse en uno de los principales mercados de exportación y ensamblaje para firmas chinas, lo cual generaría un impacto considerable en términos de empleo, inversión extranjera directa y transferencia tecnológica.

Collaboration: Editorial Auge.

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