Banca, automotriz y minería lideran la captación de inversión extranjera en México

Durante el primer trimestre de 2025, México registró una entrada total de 21,373 millones de dólares por concepto de Inversión Extranjera Directa (IED), de acuerdo con cifras oficiales de la Secretaría de Economía.
Este volumen reafirma la relevancia del país dentro del mapa global de atracción de capitales, especialmente en un contexto donde los mercados internacionales se mantienen atentos a los riesgos geopolíticos y a la reconfiguración de las cadenas de suministro.
En el análisis por sectores productivos, la banca múltiple se posicionó como el mayor receptor, con 4,445 millones de dólares, reflejo de la solidez financiera del sistema bancario mexicano, su alta rentabilidad y su capacidad de adaptación tecnológica. Este dinamismo operativo representa una fortaleza clave del país, que ofrece a los inversionistas un marco regulatorio predecible y un ecosistema financiero integrado a los flujos regionales de capital.
El segundo y tercer lugar en captación de IED lo ocuparon la industria de fabricación de autos y camiones y la minería de minerales metálicos, respectivamente. La industria automotriz sigue consolidándose como un pilar exportador altamente competitivo, gracias a la cercanía geográfica con Estados Unidos, la calidad de su mano de obra y los tratados comerciales vigentes. En tanto, el sector minero se ve favorecido por la creciente demanda global de metales estratégicos como el litio, el cobre y el zinc, esenciales para la transición energética y la manufactura tecnológica.
Estas tres ramas económicas concentraron el 41 % del total de la inversión extranjera captada entre enero y marzo, lo que demuestra que el atractivo de México sigue enfocado en sectores maduros, con infraestructura desarrollada y alto potencial de retorno.
Esta concentración, sin embargo, también evidencia una dependencia de industrias tradicionales, lo que representa una debilidad en términos de diversificación sectorial. El país aún enfrenta desafíos para atraer capital hacia sectores emergentes como tecnología, salud y energías renovables, donde la competencia internacional es cada vez más intensa.
Por país de origen, Estados Unidos mantiene su papel como el principal emisor de inversión hacia México, con una ventaja significativa sobre España, que se ubica en segundo lugar. Le siguen Países Bajos, Australia y Alemania, lo cual indica que, a pesar de los retos globales, México conserva una posición estratégica en la toma de decisiones de capital de grandes economías.
Esta diversificación geográfica puede representar una oportunidad para profundizar relaciones con nuevos actores, al tiempo que se reducen los riesgos de sobredependencia con cualquier nación en particular.
Un aspecto crítico en la evaluación del panorama actual es que solo el 7.4 % del total de la IED corresponde a nuevas inversiones. El resto se deriva de reinversiones de utilidades y cuentas entre compañías, lo cual, si bien refleja una confianza continua por parte de empresas ya establecidas, también plantea un área de oportunidad: atraer proyectos completamente nuevos que generen infraestructura, empleo y transferencia tecnológica.
La falta de mayor participación de nuevos capitales podría interpretarse como una advertencia sobre los pendientes en materia de certeza jurídica, seguridad y desarrollo de talento especializado, factores que todavía limitan la competitividad frente a otros mercados emergentes.
En conjunto, el flujo de capital extranjero hacia México en este arranque de año envía señales mixtas. Por un lado, destaca la confianza sostenida en sectores clave y la capacidad del país para mantener una posición sólida en el escenario internacional. Por otro, pone en evidencia la urgencia de consolidar condiciones más atractivas para nuevas inversiones, fortalecer su ecosistema de innovación y atender los retos estructurales que aún frenan el desarrollo de industrias de alto valor agregado.
Collaboration: Editorial Auge.