México y Argentina lideran inversión en startups en América Latina

En 2024, el capital de riesgo destinado a empresas emergentes en América Latina creció 26 % en comparación con 2023, según un informe publicado por Endeavor y Glisco Partners.
Este repunte no solo supera ampliamente el crecimiento de Europa (7 %) sino que contrasta con la contracción del 34 % en el Sudeste Asiático, consolidando a la región como un destino atractivo para la inversión en emprendimientos de alto impacto.
México y Argentina destacan como los principales ganadores de esta recuperación. En el caso mexicano, startups como Clip y Justo atrajeron rondas significativas de inversión, mientras que la fintech argentina Ualá recaudó 330 millones de dólares, lo que representó el 73 % del capital levantado en su país.
El dinamismo del ecosistema mexicano se apoya en una población joven, una alta penetración digital, una cultura emprendedora en expansión y una ubicación geográfica estratégica que lo conecta con mercados clave. Estas características han convertido a México en un entorno fértil para escalar modelos de negocio con visión regional o global.
Las startups lograron adaptarse al entorno pospandemia y a la contracción de los mercados globales para ahora operar con estructuras más eficientes y con propuestas de valor más claras, lo que ha contribuido a consolidar la confianza de los inversionistas.
La madurez de estas empresas se refleja en la composición del capital recaudado: el 65 % de los recursos captados en 2024 se destinó a compañías en etapas avanzadas, frente al 46 % del año anterior. El mercado muestra una evolución clara hacia la consolidación, aunque todavía enfrenta retos estructurales.
Una de las principales debilidades identificadas en el estudio es la baja participación de fondos locales en etapas posteriores de financiamiento. Mientras los inversionistas mexicanos se enfocan en las fases iniciales, los fondos internacionales asumen el protagonismo en la expansión, lo que puede implicar una pérdida de control estratégico y de beneficios financieros para el ecosistema nacional. Este desequilibrio limita la autonomía del emprendimiento mexicano en su etapa de consolidación y representa una barrera para la generación de retornos sostenidos dentro del país.
El estudio también advierte sobre amenazas vinculadas a la volatilidad global, la incertidumbre macroeconómica y la falta de mecanismos de salida atractivos para los inversionistas. Sin mercados secundarios suficientemente desarrollados o estructuras legales claras para esquemas como los planes de participación accionarial para empleados, muchas startups enfrentan dificultades para mantener talento clave y garantizar liquidez en el mediano plazo. Menos del 20 % de las empresas emergentes mexicanas ofrecen esquemas de participación accionaria, lo que las coloca en desventaja frente a otros ecosistemas más maduros.
A pesar de estos desafíos, México cuenta con oportunidades relevantes de expansión para 2025. Las tendencias emergentes, como las rondas mixtas que combinan capital y deuda, el crecimiento de los mercados secundarios —que se espera aumenten hasta 60 %— y la sofisticación del capital privado abren nuevas vías para fondear emprendimientos con modelos probados. Además, sectores como el fintech, el proptech y el software continúan atrayendo inversiones importantes, lo que posiciona a México como uno de los principales semilleros tecnológicos de la región.
La recuperación del capital de riesgo en América Latina representa una señal clara de que el ecosistema emprendedor regional está en transformación. Los inversionistas ya no solo buscan ideas prometedoras, sino empresas con operaciones comprobables, estructura financiera eficiente y visión escalable.
Collaboration: Editorial Auge.